jueves, 8 de mayo de 2008

REUNION DE ANONIMOS


La luz del día pegaba sobre mi rostro, la mañana nacía con los rayos del sol. Abrí los ojos con algo de cansancio y miré el cuarto desconocido, una pequeña manta cubría mi cuerpo desvelado y las puertas que flanqueaban las habitaciones no me son familiares. Amanezco en la inquietante soledad, una vez más las sábanas y las almohadas son mis únicas compañeras. Hasta hace apenas unas horas mis labios besaban a rostros angelicales, mis manos tocaban la suave piel de damas desconocidas, mi embestidura alcoholizada bailaba bajo las luces parpadeantes; las risas, los relatos y las miradas de amigos recién conocidos, el choque de copas entre paredes reflejantes y vestidos ajustados. Los bailes eróticos de siluetas ensombrecidas y proposiciones que quedaron sólo como palabras etéreas habían sido mi escenografía placentera, mi ambiente folklórico, mi guión de la noche. Pero ahora sólo quedaban simples recuerdos trémulos, sólo visiones pretéritas, singulares tonadas desvanecientes y un puñado de miradas perdidas en el tiempo que me acosaban, unas con franca fraternidad, otras con deseo,unas más con algo de rencor por promesas incumplidas y otras que fantaseaban conmigo en sus más bajos instintos, pero que su inquebrantable deseo por el dinero les impedía construir una noche de caricias y besos candentes.

Entorpecido salí de la habitación, ahuyentando las cenizas que seguían atadas a mis piernas, a mis brazos, a mi torso. Busqué al dueño de la casa, busqué al hombre que alojó al diablo en su casa, al Sr. BB. No hayé a nadie. Bajé las escaleras, miré entre ventanas de luz natural, entre retratos de alegría y no percibí la presencia de nadie. Oí palabras a lo lejos, pero mi cabeza aún maltratada por las bebidas embriagantes no enfocaba bien el origen de éstas. Entré al baño y lo que miró es a un demonio, a un perturbador bajo techos de amabilidad y hospitalidad. Remojé mi rostro, limpié mis manos con olor a azufre y mis ojos reflejaban al DIABLO GUARDIAN que habíaa dormido en una casa con olor a felicidad. (Sólo espero no haber llevado mi séquito de demonios a tu casa BB). Cuando abrí los ojos después de la segunda oleada de agua fresca, lo primero que pensé fue las palabras interrogatorias del excelente anfitrión, el MERENGUE, cuando en los últimos instantes de la ya extinta reunión, preguntó sobre CUAL HABIA SIDO LO PEOR QUE HABIA HECHO EN MI VIDA, para variar, había MENTIDO. No dije la verdad por los presentes, exclamé lo primero que se me ocurrió, pero en definitiva, eso era un simple maquillaje ligero sobre la certeza absoluta de unos hechos ya muertos en el tiempo. (Me estimado MERENGUE si estás dispuesto a escuchar en el futuro incierto, te lo diré sin falsedades).

Después de salir del baño, encuentré a BB. algo fresco. Me preguntó sobre mi estado físico, y le respondí,-nada mal para una extensa cocktelería y un escaso sueño-. Me comentó que estaba apunto de salir para el DEFECTUOSO, y que si gusto puede llevarme hasta allá. Sin pensarlo y con una expresión medio desatinada por tan grato ofrecimiento, contesté que SI.

El crepúsculo de la reunión había llegado a pleno medio día. Una experiencia más había quedado varada bajo el puerto del recuerdo. La única sensación deliciosa que volvía a sentir después de tanta descepción de conquista, después de tanto fracaso con las damas, era la suave brisa que golpeaba mi desfallecido semblante. Una vez más dejaba TOLUCA, una vez más me iba sólo ante la soleada tarde del Sábado, ante la aurea infernal de un diablo que había sido guardián, pero que ahora parecía una silueta caricaturesca de la perversión y el deseo.

Cuando llegué a Toluca, el día Viernes, dos amigos me esperaban, FALCO Y FREDICK. Los saludos fueron primero, después la plática de la vida, de cosas que pasan, de UN COMO ESTAS o de UN COMO TE HA IDO. Ibamos con dirección al SPA, a una nueva reunión, a una velada agradable. LLegamos sin contratiempos, entramos a una casa de fachada blanquecina y un portón grisáceo. Caminamos hacia el interior y la primera cara familiar que vi fue la del MERENGUE. Más saludos, cuotas para la cena y adelante, hacia el rincón de la bohemia y la trasnoche. Veo nuevos rostros, un poco tímidos al principio, aunque esa señal es más que natural entre desconocidos. Sin embargo, el estrechar sus manos, el regresar una sonrisa y el emitir tu NICK, comprueba rapidamente que la timidez, es una señal inequívoca del nerviosismo que se siente al conocer algo nuevo, algo que lleva implícito el ambiente caliente y los sudores que se despiden. Saludo sin miramientos, sólo con la plena sencillez y un trazado gesto amigable. BRONCO, CAQO, ARTT, HAMMER y JOSE LUIS ya estaban presentes, apartados todavía de las chicas que, sentadas en la oscuridad plena y desbordando coqueteo, esperaban la compañia de hombres. La barra era pequeña, las mesillas eran escasas, la música se escuchaba débil, y los demás, pendientes para dar el primer paso a la convivencia. Preguntas tenues, palabras trazadas bajo minúsculos sonidos. Las copas transitaban poco a poco. Los logianos llegaban lentamente, ABRAGON, AMERICANISTA, TOLUCOMAX, PALUCAS, PATRICK, BATMANBETO y NITROMEN hacían acto de presencia durante el transcurso de la noche. El ambiente crecía, apesar de que el escenario de la obra era pequeño y algo claustrofóbico. En esos mismos lapsos de reconocimiento, de saludos, de pláticas que empezaban a crecer y a mantenerse, TATY bajaba perfurmada, entallada con un traje negro que dejaba al descubierto sus hombros delicados, coloreados por una piel blanca y humectada. Saludó a todos sin excepción, caminaba despidiendo sensualidad por las mesillas hasta topar con la del rincón, esa que se encontraba junto a la barra y que era ocupada por varios de nosotros. Sedi mi asiento a la dama. Mi viaje había sido tedioso, algo estresante y mis músculos fastidiados por los asientos continuos de los transportes, preferían permanecer de pie, relajados. Comenzamos a platicar muy superficialmente, de algunas cosas simples, algo para romper el silencio asechante. La dejé en compañía de los demás y me dirijí a otra mesilla, a compartir palabras y situaciones de la vida. Primero fue ABRAGON, un hombre que se le facilita las charlas. Brindando y siguiendo la línea del habla, conversamos de todo un poco; PATRICK B. y AMERICANISTA nos acompañaron a las pláticas cuando de repente dos atractivas mujeres llegaban, adornando su caminar, con sonidos provocados por tacones. Saludaron sin indiferencia y tomaron asiento junto al SR. BB, CAQO, FALCO y PALUCAS. Sus voces con acento tan particularmente ARGENTINI y sus rostros embellecidos con mascarilla discreta y ligeros toques de negro en sus ojos claros, no podían más que pertenecer a las bellas LUCIANA y MARIANA. Mujeres que dieron un toque altamente sensual a la velada. Intimas que se unían a la ya bien ambientada reunión. Amigas de la vida, amazónicas, grandes conversadoras y deliciosas damas, que con su efervecente ánimo pusieron en JAQUE MATE a su servidor: mi debilidad, LAS CHIVAS.

El sazonado olor de los tacos se empezaba a percibir, a degustar. Los estómagos vacíos disfrutaban los ingredientes picosos, carnosos y exquisistos de la cena. Cada uno pedía lo que más le apetecía, cada uno eligió el lugar más cómodo para llenar ese placer eterno del alimento. Pedimos sin consideración, cada mordida, cada saboreo iba acompañado de relucientes carcajadas, bromas y comentarios llenos de asequible buen humor. Las copas pasaron a segundo término por un instante. La longaniza, la surtida, el suadero, el bistek, la salsa bien pimentada, los huevitos, las tortillas y el etílico sabor de la bebida hicieron de está cena, una delicia noctámbula. Seguiamos en el camino de las charlas, NITROMEN contaba su amor por la velocidad, HAMMER recomendaba los tacos con huevo, ABRAGON disfrutaba de su platillo, AMERICANISTA hacía lo mismo con un toque mucho más serio. Por el otro lado FALCO y FREDICK acompañaban a la dulce TATY, mientras PALUCAS no daba tregua a su carnoso taco. MERENGUE y el hombre de seguridad que lo acompañaba llegaban al lugar del sazón con cierto retraso, pero con la firme intención de engullir varias platos de carne frita. No podía más, mi estómago estaba satisfecho y mi corazón más que contento. Varios decidimos volver a la zona del bar, apenas las manecillas inquietas marcarban la medianoche, y las bestias hambrientas de diversión solicitarían una libre admisión para seguir componiendo melodías malditas por el resto de la noche.

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