viernes, 19 de octubre de 2007

DON MIKEY y la dama de rojo


Inconsistencia del ser o la amarga presencia de fantasmas del pasado, de recuerdos que se acumulan poderosamente sobre el empequeñecido y minísculo punto que ocupas en el universo. Una fuerza acumulativa que te acosa como un pervertido sin raciocinio, como un pedófilo en un jardín de niños, una energía que te empuja hacia las cataratas de purificamiento o tal vez, a una resurrección necesaria de esta insoportable pesadez del ser. La braveza de la fuerza te enfrasca en un coma, en un sueño obligatorio escenificado por memorias que te acuchillan como carnicero, las destasa en cientos de cuartos llenos de hermosas vivencias, de desgracias, de muertes, de alegrías, de amores o de placeres. Pensamientos continuos que rondan en la cavidad de tu cabeza, se sumergen y transitan en tu red de neuronas, uno tras otro van pasando sobre el proyector, ese que sirve para magnificar las circunstancias, para empequeñecer los delirios y saborear los idilios. Escencias, almas, espíritus, mentes, todas ellas bajo el yugo impertinente de sus cuerpos, esos moldes que fastidian o que hacen banagloriarse, vociferar a los cuatro vientos la hermosura o la fealdad de los vestidos, estos fieles acompañantes mortales. Polvo y sombra, eso es lo que son, se desvanecen en el tiempo alimentando la incógnita y aumentando la locura, aumentando los llantos y las sonrisas, las lágrimas y los miedos por aquel vacío que crece como un hoyo negro dentro de nosostros, obligando a morir y vivir de nuevo, a rencarnar o volver a empezar.

El comienzo, doloroso viaje que inicia en los remolinos de agua, éstos que son provocados por la succión repetitiva de bombas recicladoras. Gotas, lluvia cristalina que empapa las pieles y los deseos, los rostros y las miradas, cientos de pequeñas acumulaciones de agua que brotan de tubos delgados, las empujan hacia el espacio, hacia los cielos, una
por una caen a los pies de bases rocosas y ornamentadas, circulares la mayoría, con adornos elípticos u ondulados. Al centro, una torre de roca tallada con varios niveles, 4 para ser exactos, y flanqueada por unos coyotes petrificados, quizá por alguna medusa de nuestro días o quizá por alguna erupción catastrófica que los llevó a quedar inmóviles eternamente.
Bestias de la noche acorraladas por pomposas fuentes, por un grupo de tubos que escupen y engullen agua bañandolos diariamente, limpiándolos de su morbidez, de su completa docilidad hacia el ambiente. Sentado sobre el contorneado bardeado de la fuente, en el centro de la PLAZA CENTENARIO, estoy pensando en el pasado y bloquendo el presente. Imágenes que vienen, me coquetean, me cortejan para de improviso, irse hacia la fuga, entre árboles y jardineras, entre globeros que van y se empeñan en hipnotizar a pequeñuelos, entre pepiteros y sus golosinas de amaranto y miel, entre bullicio desencadenado de música, de gritos y risas, de pláticas fraternales y tamborileos, entre tatuajes sobre ruedas y piercings de 2x1, entre bandas de adolescentes y llantos de estómagos vacíos, de niños índigenas confundidos con el asfalto, entre olores de cafe del JAROCHO y señoras que tejen, que venden y muestran sus manualidades a cuerpos que
van, que vienen, entre librerías y bohemia, de esa que se contagia con una simple guitarra y algunas copas de ron, de tequila, entre letras de rolas escuchadas, entre charlatanería esoterica, la que vende autoestima, la que otorga futuros inciertos y lecturas que se acercan más a una psicología corporal, entre una fascinante mezcla de sentimientos, entre el amor y la felicidad, entre el odio y el egoismo, entre la envidia y los celos, o entre la magnánima certeza de que el mundo sigue su curso sin importar las tragedias o los triunfos de particulares, simplemente sigue hacia el fin de los tiempos o hacia el fin de la era del hombre.

Veo el goteo continuo de la fuente sobre la palma de mi mano, hago algunos contornos líquidos sobre la superficie sedimentada, dibujo algo que, al principio se asemeja a una caperuza, idéntica a la del cuento de LOS HERMANOS GRIMM, sólo que en ella no se hallaba cuerpo alguno, ni un sólo rastro de alguna niña con canasto. El volumen de las gotas realzaba la silueta de lo plasmado con agua, mientras mis dedos húmedos seguían las líneas invisibles de algún camino secreto. El día moría nuevamente entre un viento fresco y algo frío, el cielo se encontraba despejado sin nubes que estorbaran su azulada apariencia, en donde el sol se aferraba desde el horizonte, se aferraba a no ser apagado, a no dormir entre las sombras de un universo fúnebre y oscuro, a no morir entre estrellas lejanas y galaxias ajenas, a no morir en la soledad de su ardiente existencia. Una melodía se filtraba por los estrechos, por los pequeños orificios que quedaban entre las masas, una rola que
hablaba del amor en su más estilo empalagoso, una canción ochentera, que por extraño que parezca, sonaba en medio de generaciones totalmente distintas a este género musical, recorría las angostas pasillos de la plaza y trataba de colarse en la variedad, entre las rolas rastafari y los sonidos dark. Miré con curiosidad el origen del sonido, I JUST CALLED YOU SAY I LOVE YOU, decía el Steve en un pequeño bar de la zona; Wonder su apellido. Esto me hizo recordar ciertos pasajes de una película de los ochenta titulada LA CHICA DE ROJO, en la que el actor, un poco torpe y desalineado intenta conquistar a una bella modelo, después que éste, queda totalmente extasiado al verla bailar al más puro estilo de MARILYN MONROE, encima de un alcantarillado del subterráneo; sus movimientos cadenciosos, llenos de deseo y alojados en la sensualidad corporal, hicieron que el protagonista, se quedará, francamente, en un estado de IMBECILIDAD, anonadado, fuera de sí, mientras la dama pintada en tonos carmesí se deja llevar por el baile silencioso de un viento que la invita a disfrutar de sus encantos. Ah, que película, años y años sin haberla recordado y de repente sale a flote por esa canción en particular que por cierto, perteneció a su banda sonora.

Se esfuma, se vuelve silencio y siguó caminando entre valles de multitud. Perdido en mi mismo, siguó pasos que alguna vez, sintieron el mismo piso y la misma situación, miró como un pequeño pide limosna y ruega por unas monedas, las personas pasan sin mirarlo, sin hacerle caso, ni siquiera para decirle no; al otro lado de la calle un perro guía a un invidente sobre la acera, cuidadosamente lo encamina hacia un destino trazado, algunos chicos se sorprenden por la belleza del animal, algunos lo acarician, otros simplemente lo admiran con la vista y le envían una sonrisa discreta. Miró las manecillas del reloj, las 7 de la noche, la luz del día se percibe todavía sobre el cielo, aunque hacia el Oriente se deja ver una semioscuridad, un leve manto de la negrura de mi amada madre, la NOCHE. Siguo sin rumbo, mirando, sintiendo, aislado en la cordura de mis pensamientos, entretejiendo cientos de puentes hacia la realidad, en espera, de un algo que pueda aliviar las punzadas que me ahogan. Me adentro a un barecillo, el TARRO DE COYOACAN, decía en letras coloreadas con matices cálidos. Se encuentra en su punto más conglomerado, varios grupos de chavos entonan melodías noventeras, otros brindan por la amistad o por el simple hecho de hallarse juntos disfrutando de la compañia mutua, algunos adolescentes bailan agitadamente, formando un semicírculo alrededor de las mesas. Las pantallas muestran trozos de videos musicales, cortos de alguna película, fragmentos de deportes extremos o una que otra representación activa de un comercial trascendental contemporáneo.Me acercó a la barra y pido una CHELA directa del barril, aunque sinceramente espero sólo algo que salga de una botella etiquetada y sellada por una de esas marcas nacionales. Doy el primer sorbo y mi cuerpo emite ciertos espamos del efecto alcoholizado de la primera bebida, del primer coloquial somnífero que me atontará los sentidos por un lapso estrecho de la noche. Acaudalado de cifras y cifras, DIGO, al ver a un hombre maduro con una botella de whisky y 2 copas sobre la base de madera color marrón, bien vestido, con un toque de Mickey Rourke, un habano en su mano derecha a medio fumar, su mirada esta encayada en el rostro exquisito de su acompañante, una damita de menos de 25 años, vestida exóticamente, peinada deliberadamente de un modo irregular en la que resaltaban tonos color fuego y luces vivas en ciertas zonas, su tez era pálida pero con algo de viveza, labios carnosos sin llegar a la exageración y un cuerpo esbelto, bien definido. Los dos entablaban una charla, con los ojos entrelazados, en sintonía, ella reía en lapsos prolongados, su sonrisa cautivaba al hombre que continuamente paseaba sus manos sobre las mejillas de la chica, mientras ella tomaba sus hombros con delicadeza. Noté que una de las piernas de la PELISROJA se encontraba por encima del muslo del caballero, su piel tersa y suave rozaba sobre el pantalón de mezclilla y dejaba notar que esa extremidad en particular tenía una belleza notable. Me preguntaba sin razón aparente, una cuestión demasiado común entre los asuntos de la seducción, que es lo que hace sentir a una mujer tan joven y hermosa como aquella que llace en la mesilla de dos, tan descaradamente bien en compañia de un hombre, que por su aspecto podría ser su padre, un hombre de rasgos normales, de apariencia sencilla, muy en el rango promedio, de no muy alta estatura, ni muy robusto, con algunas señas de entrar a la tercera edad, un hombre que podría pasar desapercibido en cualquier parte. Por que, en los asuntos de la conquista tratamos de alojarnos siempre en la apariencia, en la exterioridad, en tu vestidillo que DIOS te dió, cuando hay ciertos ejemplos en la vida que demuestran lo contrario, como el citado, donde ciertas características que se ligan a la actitud, a la confianza, al poder o a la fluidez tienen mayor crédito o con mucho mayor valor a la hora de efectuar los LIGES. Es patético siempre depender de lo que la materia logra, a lo más que podemos aspirar es a caer en baches o en hoyuelos de soberbia, orgullo y materialismo, no tendriamos chance de entrar a asuntos más profundos, siempre hablar de falacias, siempre conversar en la ambiguedad, en la total desfachatez de maniquies deseosos de cascarones más equipados. AHHH! pero si uno, dedicará más tiempo a dotar su personalidad con armas no-fisicas, armas letales que alimenten tu estado letárguico y lo vuelvan una caja de simpatías y sorpresas. Ahora bien, el caballero canoso y chaparrito, en primera instancia, mostraba una lección DONJAUNESCA para todos los que sienten afinidad por actividades de CASANOVA, una bofetada recia y directa a los HOMOS que pretenden ser los espectros atrayentes en los TUGURIOS y ANTROS. Dinero, puede ser, sin embargo eso no le quita all MICKEY ROURKE CHILANGO disfrutar la compañía de la DAMA DE ROJO por esa noche. JAJAJA! que envidia, pero de la buena.

miércoles, 10 de octubre de 2007

EL VAGABUNDO Y COMO EVITAR CAER EN LA HOGUERA DE LAS VANIDADES


El acorazado samaritano que un día cualquiera se topó con espejismo, texturas de santidad creencias y vehemencias que fueron lanzadas como sanguijuelas hambrientas a sus remarcados pasos en la arena pretérita, fue en el día en que vio llover sapos en una película con nombre de flor, MAGNOLIA. Esa tarde de aquella fecha imperecedera, el mortal chilango, se encontraba en el sillón de una habitación alumbrada en ciertos puntos con luces muy discretas, maquillada en tonos azulados y con grandes carteles de creación propia, alguno que otro libro arrumbado en la cama, la cual era, es y será fiel testigo de olores, sabores, sensaciones y sudores, peleas, amoríos exquisitos y una larga lista de semántica del amante. El piso perfumado por aromas sintéticos se conformaba con reflejar, mediante estructuras de loza, la cabisbaja figura de una sombra que se mostraba atenta a las situaciones fílmicas de una cinta llena de delirio y redención, de pasados suprimidos y nervios cadavéricos. Una tarde en la que el sol se ahogaba entre nubes envueltas en llamas y un ambiente místico, caracterizado por la purpúrea alineación de luces empeñadas en saborear la fúnebre partida de su creador. Un crepúsculo que tamborileaba al ritmo de una melodía decadente, un blues de la bruja blanca, de aquella cuya perdición se colocaba entre altares de LSD, COCA y heroina. El viento en ese particular día de la vida del LOBEZNO NOCTAMBULO, soplaba con furia fresca, con sonidos de especímenes conocidos, de bestias que gritaban al vacío para encontrar su hijo perdido, a un huérfano de la noche, a un niño de colmillos alargados y pelaje de pavor, esos sonidos que llamaban al compas de la guerra, al tono de un enjambre de relámpagos, de un magnánimo solo de guitarra, al mero estilo HENDRIXIANO, llamaban sin parar a un ser que sólo habita en la oscuridad y duerme en la pesadez existente de su castigo. Un audio empeñado en cortejar al más severo de los críticos, al más terco, al más infame de las especies del aullido. Una onda que traspasaba sus poros y lo conectaba a su estado de terror, al estado en que más se identifica, al de un animal cuadrúpedo, al de un asesino, al de un psicópata deseoso de víctimas.

THE END, aparecía en los últimos fotogramas del DVD, un final cardiaco, donde los personajes no encuentran un desenlace del todo algador, un poco regularzón aplicable en gran medida a la realidad, caminos sin meta, sencillamente sólo un PUEDE SER, POSIBLEMENTE, TAL VEZ, nada en concreto, sólo especulaciones, sólo canales abiertos a probables zig zags de la trama. Apago el monitor y tomó las llaves de mi NEGRA, salgó sin avisar sobre mi rumbo, y me desvanezco en una calle sin lámparas hacia un guión por terminar, hacia un capítulo más.

El recuerdo, en ocasiones es fiel, en otras se va con el primer cabrón que le llega a la tarifa. Algo de esto es engañoso, una simple tetra entre la conciencia y el patíbulo falso de una inconciencia tentadora. Mentiras que vienen y se impregnan a ti sin compasión que ciertos agentes de tu venosa envestidura logran detectar sin problemas. Las huellas secas y fosilizadas cortejan contigo invitandoté a delinear sus formaciones con tus pasos, únicas llaves con acceso al gran portal de un pequeño BAR de la esquina de AMSTERDAM y SONORA, aquel con el nombre del MITOTE.

JAJAJA!, tres chavos carcajeaban en la barra principal, la cual llacía en forma perpendicular a la entrada; risas, choques de copas relucían en su entorno, sonrisas desviadas dirigidas a un grupo de foráneas de cabellos rubios sentadas al otro extremo de la guarida del cantinero. Los DON JUANES charlaban con voces altisonantes, manoteban en el aire, actuaban desvariadamente sus chuscos relatos del día o de días pasados, hacían intermedios para lanzar miradas a las bellas damas que contrastaban con su LUCIDA apariencia sobre fondos grisáceos garabateados por un sin fin de líneas curvas de colores variados y una que otra imagen de retratos sepia o monocromático. El continuo coqueteo de ambos bandos provocaba una velada francamente divertida, en la que por medio de movimientos estratégicos y jugadas improvisadas, los TRES GARCIA intentaban cortejar a las CHICAS. Uno que otro piropo era aceptado gustosamente por ellas, que bajo un escaso entendimiento de las palabras castellanas mostraban una idea simpática y cómica de lo que, en particular, el mensaje quería
darles a entender. En cada intento, a cada nuevo movimiento de seducción, los bandos lentamente cedían, se acercaban cada vez más a una unión física, a un enlazamiento puramente sensual. Ahora las bebidas aparecían de mano en mano chocando continuamente en el SALUD! o en el CHEERS! o en un cruce de brazos y manos para poder saborear el congelado y fresco líquido CHELERO. Poco a poco las miradas se encontraban, las pláticas se combinaban en lenguajes distintos, los roces de piel, los alientos que se filtraban por los rostros, los labios parlantes y los típicos abrazos de AMISTAD hacían de las conversaciones una envidiable convivencia. La música congelaba el espacio, permitía disfrutar un suculento retrato de los bailes, del cruce deliberado de piernas, un enlace alagador en todos los sentidos. El meneo frenético de dos individuos iluminados por las trémulas pulsaciones de sus cuerpos, hacia sudar las paredes, compartía una humedad ardiente, una sofocación perenne, llamando a gritos despiadados a los altos mandos de la fuerza impulsadora de delirios, de vociferaciones orgásmicas y una que otra llamada al deseo.

El humo del cigarrillo me envolvía como una mascada cariñosa, recorría toda mi silueta en un rincón decorado sólo por un banquillo de madera, un par de copas de vino tinto y un cenicero sin usar, una foto perfecta de la soledad, una llamarada de sombras ornamentales, un conjunto de polvo y cenizas que constituían a la figura de tintas oscuras y ojos brillantes, una depresiva manera de pasar las lunadas, sólo en la completa melodía de los cortadores de venas, esos que se descarnan, que se desangran mientras escuchan las notas de las golondrinas. MUA MUA! besos a lo lejos, besos atragantadores, besos que desgarran, besos que ahogan, besos extasiados, besos de muerte, besos que marcaban el fin de una conquista con éxito, pero que no significaba el compartir las sábanas y las almohadas. Las tríadas, tanto los varones como las damas, daban por
terminado su sesión de deleites y manoseos, partían a la salida en tono muy amigable, es cuando se inicía el ME ACOMPAÑAS, VAMOS A OTRO LADO, VEN CONMIGO, YO TE LLEVO, VAMOS A SEGUIRLA, palabras que van con la intención de convencer y cerrar con BROCHE DE ORO la noche.

En el quinto trago de vodka decidí retirarme a explorar más sitios en los que pudiera, por lo menos sacar alguna sonrisa ajena a mis muecas mustias, una bella sonrisa que me pudiera apaciguar el desenfreno colérico que se había apoderado de mi temple. Mis intentos de seducción en ese lugar en particular habían caido en una vergonzosa y patética rutina sin sustancia, nada nuevo en alta mar, nada que tuviera alguna chispa vibrante e ingeniosa que atrajera las miradas de hermosas
musas. Añadiendo de que también, mi estado de ánimo no se encontraba angelado. Pague la cuenta y salí rumbo a los mares embrabecidos, a caminar en terrenos minados, en tierras de placer y vacíos espaciales. Las calles, esos rectos y curveados caminos que te pierden en una selvática jungla con cientos de bestias y monstruos esperando a iniciar su depredación, a cazar a sus presas, a alimentarse de la carne de los débiles, de los soñadores, son devoradores de sueños, se apoderan de tu conciencia, o lo poco que queda de ella, y te atren con carnadas, con lombrices centelleantes y flamas de bufonadas, un completo solsticio de placeres que se dejan venir como terremotos catastróficos, como choques eléctricos. Observas las luces parpadeantes de un pequeño lugar entre escombros y neblina. Apagas el motor de la motocicleta e indecididamente empiezas a caminar con sigilo y entumecido, gracias a una noche fría y con ventisca, tus muslos se encuentran a la puerta de un dolor muscular, tus manos adoptan un color pálido y tu aliento emite una pequeña dosis de vapores. Te diriges lentamente hacia la sexta copa o la primera conquista, no lo sabes, simplemente sigues el sendero invisible que se encuentra bajo tierra, un imán gigantesco que te arrastra sin que puedas alzar tus miembros. Ves el rincón sin iluminar de una pequeña callejuela sin luz, te acercas contemplando el bulto inerte de algo que se haya en un estado de descomposición fuera del sistema, una masa envuelta en bolsas de plástico y cartones de cajas tasajeadas. Es un individuo, que en nuestra decadente y muy inuhumana sociedad, se conoce como VAGABUNDO. Personas sin hogar, sobrevivientes en tierras malditas, donde su locura es la mejor postura personificada para combatir demonios y feroces materias que los acosan como puñales hirientes en la carne viva. Individuos que existen, pero que no son parte del mundo, que tal vez podría llamarse “NORMAL” , están fuera del entorno, de la cápsula protectora de un sistema que cada vez más se hunde en el TARTARO, en el abismo, en el hogar de los TITANES, aquellos DIOSES DEFORMES que fueron maldecidos, humillados y encerrados por los DIOSES CORRECTOS, algo similar pasa con los mal llamados PEPENADORES, el mundo los ve pero esa mirada sólo conlleva una dotación de ingredientes de LASTIMA Y VERGUENZA, una mirada que prefiere estar dentro de la ceguera.

El hombre, que por su postura, se veía practicamente en un estado enfermizo, casi al borde de la muerte, estaba plagado de franelas cortas simulando una manta que pudiera protegerlo del frío, a su vez una bolsa negra de plástico, de esas que se utilizan para los desechos domésticos, lo envolvía como una hoja de plátano envuelve un tamal, sus barbas asemejaban pequeñas enredaderas que caían hacia su pecho,, un pelaje de color grisáceo blanquesino moldeaba su cabellera
practicamente relamida e irregular, sus rostro palidecido mostraba signos cadavéricos flanqueado por unos ojos hundidos y ojerosos, su nariz era chata, un poco desproporcionada con orificios nasales grandes y angostos, sus bigotes y demás vello facial imposibilitaban la visión de su boca. Dormía con profundidad, un sueño triste, alejado, retirado de su condición y puesto en las cumbres de la fantasía, de los sueños eternos y los despertares cósmicos. Toque su cuello para averiguar si se encontraba con vida,, su pulso era débil, muy lento, y su piel carecía de suavidad, una armadura aspera y llena de mugre. Le dí unos empujoncitos para comprobar si podía abrir los ojos o si llacía inconciente, el hombre DESPERTO lentamente y me miró con una expresión aterradora; inmediatamente le hice un gesto de buena FE y el anciano seguía con su miedo, con una desconfianza inocente o, probablemente una inquietud moribunda. Mis ojos reflejaban su miedo,, su inconsistencia, lo traté de apaciguar brindándole un pequeño presente que pudiera, tal vez, colmar su hambre, sólo por instante, el viejo lo tomó precipitadamente y lo guardó cual objeto más valioso en su vida. Le pregunté con cordura si se encontraba bien, él, con una indiferencia propiciada por su extrañeza, se limitó a mover la cabeza con señal de afirmación, saque un par de billetes y sin meditarlo se los di, su mano cicatrizada y un poco ensangrentada los tomó y con una sonrisa sincera, agarra mi mano y la frota en un ademán de agradecimiento, mis sentidos sintieron como si les hubieran arrojado una cubetada de humildad, solemnidad y buena voluntad tras un rostro perplejo, embelecido de tan semejante instante.

La formas cambiantes del ser sólo pueden redefinirse en pequeños y diminutos lapsos temporales, en una dimensión que borra el pasado, atrae el presente y da flashazos de lo que, en ciertas probabilidades, se puede esperar del futuro. Los camaleones cambian constantemente su apariencia para confundir o persuadir a su enemigo, en tanto que las apariencias del hombre se transforman cuando en algunos mensajes providenciales, se hayan acosamientos camuflajeados en situaciones cotidianas, en simples quehaceres de la vida diaria, que están modificados levemente para atraer a su presa, pero si esos mensajes que van más allá de una sencilla apariencia rutinaria es, por el contrario, denegada o desechada, el ser encargado de confrontarla, no podrá decifrar el código existencial que estaba delineado y preparado para su misión, cayendo en reiterativos fallos que lo situaran en la completa indiferencia de su meta en la vida. En esa ocasión el mensaje fue directo para el LICANTROPO, la dirección no siempre debe ser tomada en formas tan rectas o con atajos, sino intentar tomar algunas referencias que orienten al viajante, aquel que tiene delante de él una verdadera odisea, un retorno al hogar idóneo y eterno. El viejo VAGABUNDO que había tomado la mano del peludo animal, sólo pudo ver, en una bestia tan repugnante, una simpatía co-existencial, un compañerismo viviente, cuando en principio el miedo era sólo una máscara fugaz, ya que el INDIGENTE de nombre JACINTO, vió más de lo que sus propias pupilas pudieran ofrecerle. El vió la bestia y vió al hombre, vió a un ser híbrido capaz de ayudar su difícil personificación en la existencia...

La noche aullaba, un temor ensordecedor tiritaba por las vecindades, por los callejones sin salida, los perros ladraban a la nada, el reloj de la vieja iglesia del barrio sonaba indicando las primeras seis horas de un Sábado despejado, pero muy frío. El ruido de la NEGRA se escuchaba cada vez más sobre el pavimento irregular de la principal avenida. La luna llena había permanecido firme en atestiguar las andanzas de la BESTIA y ahora era momento de retirarse y morir quemada bajo las flamas de su gemelo, aquel que se separó de ella cuando tomaron apariencias diferentes, optando la BELLA SELENE por el manto negro del día, la negrura de NIX. Las luces del vehículo apagaban sus tareas y las llantas tomaban su merecido descanso y el LOBO, agotaba sus pensamientos en el VAGABUNDO, aquel andrajoso que después de recibir el beneplácito
de un presente emitió su último suspiro en presencia de un monstruo ajeno a las estirpes ANGELADAS y a los súbditos celestiales. Murió bajo las sombras de la indiferencia, pero escuchando el eco de la ayuda, un apoyo que llegó demasiado tarde. Y bajo sirenas de desgracias, bajo interrogatorios administrativos, bajo miradas de chismorreo, bajo edificios corporativos, bajo un capitalismo viruliento, bajo egoismos, bajo la nada, el LOBO acompañaba el cuerpo inerte del anciano, que irónicamente había improvisado un sarcófago con desechos...

miércoles, 3 de octubre de 2007

RECURSOS DE UNA MUJER O LA MUJER DE RECURSOS


Esta historia sucedió cuando era un chico de 18 años y recién había ingresado a trabajar a un centro comercial cercano a mi casa. Tenía como un mes de haber salido de la escuela y me preparaba para entrar a la Universidad, sin embargo hubo algunas circunstancias en el entorno que retrasaron mi ingreso a tan deseada etapa. Aprovechando el tiempo de ese lapso de receso estudiantil, decidí ingresar a trabajar para juntar algo de dinero y poder pagar mis estudios. En esa época se estaba construyendo un centro comercial algo descomunal por esas zonas y por consiguiente se solicitaba personal para distintas áreas y departamentos. Decidí, entonces, trabajar en una de las tiendas de ropa que plagarían toda la plaza. El día que me citaron con mis papeles para una entrevista, iba un poco nervioso por la novatez en estos asuntos laborales. Al llegar, una señora de más de 40 años nos hizo esperar a una docena de chavos y chavas que igual que yo, deseaban trabajar en la tienda. Mi turno llegó y entre un poco tenso a la oficina de Recursos Humanos, al mirar hacia el escritorio mis ojos se regocijaron y mi cuerpo, antes tenso, quedo varado entre una discordia de nerviosismo y exitación. La mujer que se hallaba sentada no era exactamente una diosa de revistas de moda, pero tenía un rostro sumamente delicado, fino en sus rasgos y unos ojos tan grandes que centelleaban tonos miel y verdosos, su pose era propiamente la de una mujer algo conservadora, aunque un ligero escote se asomaba tímido en un traje sastre de color gris, su piel era blanquecina con algunas pecas en en su nariz diminuta, aunque algo respingada, su boca era delgada, pero sus labios resaltaban gracias a tonos rojizos que brillaban en esas delicias. Mi estado era de exaltación, una ligera ola de temblorines inundó mi cuerpo cuando me empezó a deleitar con sus sonoras palabras. No escuchaba, nada en absoluto de lo que ella estaba preguntando, mis respuestas eran practicamente automatizadas y cortas. Cuando la entrevista llegó al punto final noté que en su mirada y una sonrisa discreta nunca fueron gestos disfrazados, como cuando alguien sólo muestra su buena educación y modos, yo sentía que esa forma de actuar no fue completamente indiferente hacia mí. A mi forma de ver creo que le había agradado a la chica.

En pocos días recibi la llamada de ella confirmando mi contrato en la tienda de ropa, su voz en el teléfono me producía una ansia enorme de placer, sonidos que entraban en mi sentido auditivo y me paralizaban mis nervios en una estado de trance mágico.

Empecé a trabajar a principios de ese año, la afluencia de gente en la tienda era algo pesada y fluida, muchas chicas adolescentes miraban extasiadas algunas prendas de marca importante, su cuerpos juveniles provocaban un aire embriagador de feromonas en el ambiente, los probadores eran sitios mágicos para mirar discreta y secretamente aquellas curvas que iban definiendo texturas y zonas de placer. La marca del VOUYERISMO siempre enmarcaba los deseos escondidos de algunos empleados, incuyéndo a un servidor. Dirán que eso es rebajarse o que puede ofender ciertas opiniones, sin embargo la edad, los impulsos, la inmadurez y el continuo coqueteo de las clientes prevalecían como motivadores de esté ferviente placer de las miradas secretas.

Cierto día, la embellecida mujer de Recursos Humanos, fue de compras a la tienda, cuando la vi, mi pulso aumento de inmediato y mi temblorina apareció en mis piernas. La mujer se paseaba entre telas, colores y costuras, su coqueteo involuntario (DELIBERADAMENTE DISCRETO) me provocaba una ansía colérica. Al fin, cuando la tope de frente, ella sonrió timidamente y me lanzó un HOLA, yo atónito de que me reconociera, la saludé titubeante. Sin más, empezamos a conversar. Su voz cautivadora entraba palpitante sobre todos mis sentidos. Un mareo aligerado me invadió mientras su figura tempestiva relucía bajo el diseño minimalista del local. Sus palabras mantenían mi atención casi al grado de embrutecimiento, sonreía, volteaba, gesticulaba de un modo que me hizo erizar todos mis vellos. Después de una aligerada plática me interrogó acerca de una prenda que ella quería adquirir, le comenté que no sabía nada al respecto, que tenía que preguntar a las demostradoras sobre ropa femenina, su mirada cambió de semblante y se acercó hacía mi diciendo QUIERO QUE TU ME ATIENDAS, mi rostro se sonrojó y le dije que me esperara un momento. Fui con una compañera para que me asesorá sobre la prenda. La chava complaciente y servicial me ayudó sin que el gerente notará mis intromisiones en terreno no permitido. Fui sin apresurame con la CHAVA DE RH para mostrarle la prenda, su pose era torturadora para mis pupilas, contenía una fragancia adictiva, algo embriagadora y sumamente desconcertante, me miró sin despegar sus ojos de los míos, le mostré la prenda y ella la tomó un poco desinteresada, me dijó que el motivo de su visita no era el comprar algo de la tienda sino que deseaba platicar conmigo. Antes de partir, me tomo de la mano con delicadeza rozando sus dedos con los mios y en esa acaricia solemne, ella había depositado un trozo de papel con un número telefónico.


Al siguiente día le hablé, al contestar, su voz sonaba algo titubeante y un poco delirante, me dijó que si la podía ver en la tarde y bueno como era mi día libre accedí de inmediato. Me citó en un parque de una zona en la que había un hipodromo antes, cuando llegué ella estaba sentada con un ligero aire de tristeza, al ver mejor su rostro noté algunas rastros de lágrimas, sus ojos contenían una humectación cristalizada que la hacía verse BELLAMENTE-TRISTE. Platicamos respecto a su estado y me dijó que su novio la había engañado con su hermana y que sentía una empatía colérica por la traición de su consanguinea, no por la de ROMEO. Traté de consolarla lo más que pude, hasta que en un recurso que siempre me da resultado en ese tipo de momentos, le logré sacar una sonrisa. Cuando la volví a mirar su semblante había cambiado a uno más vivaz y reluciente, sin más me preguntó sino quería acompañarla a su casa, la cual estaba a un par de cuadras de ahí, volví acceder embrutecido y dopado por su BELLEZA.

Caminamos hacia su puerta, el ocaso se acercaba, y los árboles se meneaban al compás de un aire fresco y purificador, las escalinatas nos separaban centímetros, ella me agradeció el haberla escuchado, resaltando que ambos eramos todavía desconocidos, sin contemplaciones , sin avisos, ni permisos, le di un beso, que al principio fue un poco timido, sin embargo ella lo aceptó y empezamos a frotar apasionadamente nuestros labios, su aliento me ahogaba, me asfixiaba, mientras su lengua entraba humedamente en mi boca, la tome de la cintura y el beso se volvió frenético, sus labios eran atrapados por los míos con ligeros movimientos circulares, ella me tomó de mi rostro y hundió toda su boca con la mía, dejándome sin respiración, mi mano subia cada vez más por su cintura hacia sus delicados pechos cuando se separó de mi bruscamene, me tomó de la mano y entramos a su casa. Volvimos al acto salival, los labios enloquecían por aprisionarse uno sobre el otro, el acto mismo nos hizo soltar un ligero gemido que salía disparado al aire cálido y semioscuro que nos rodeaba, ella comenzó a quitarme la playera, mientras mis manos recorrían sus pechos con total delicadez, pero con una lujuría absorbente, me tumbó sobre el sofá y empezó a besar mi pecho con ardiente deseo, recorriendoló todo hasta llegar a mi vientre, fue desabrochando mi pantalón, al mismo tiempo de que sus manos aprisionaban mi pecho, casi al grado de arañorlo, su mano llena de fiebre y cobrando vida propia acarició mi pene, masajéandolo lentamente, hundió su nariz sobre él, y su lengua dejaba rastros transparentes sobre la venosa carnocidad cada vez más hinchada. la levanté de la cintura, pero mis manos resbalaron hacia sus glúteos, mis manos agarraban todo su contorno redondeado, su trasero era encarcelado por desconocidos miembros lujuriosos, me hinqué despacio mientras mis labios rozaban sus pezones y bajaban por su contorneado vientre, Mi lengua frotaba con fervor su monte de venus, en busca de la deleitable embriagadez del deseo, bese todos sus labios, su clítoris se bañaba enrojecido por la humedad de mi boca. Sus piernas se alzaban al cielo, invitandome a unir nuestros cuerpos en un valle de despecho, resentimiento y olvido. Hundí mi miembro lentamente, comencé a moverme con discreción, cuando de repente ella soltó una lágrima de sus divinos ojos, yo la miré desconcertado y me dijó que siguiera, que lo estaba disfrutando, pero que no dejaba de pensar en JULIETA su hermana y en su traición, mi ritmo cambió y me separé de ella. le dije que no podía seguir si sufría y su mente volaba por el DESAMOR, le dí un abrazo y salí de su casa DESCONSOLADO partiendo hacia la noche, mi verdadero hogar.

Los días pasaron como pasa el viento sobre el follaje verdoso, las horas se volvían hojas desechadas por un escritor desangelado. Mi trabajo en la tienda, estaba por llegar a su fín y mi nuevo mundo universitario me esperaría con incertidumbre. Marey, la chica de RH, volvió a llamarme un día, me habló de su hermana y la conexión que las unía, su amor reconciliado y su total fraternidad vuelta a nacer entre ellas. Esa vez Marey lloro por la traición de su novio y Julieta, pero conoció a un chavo que le otorgó un momento que la hizo olvidar el dolor, pero que no podía amarlo. sino guardarlo como un simple recuerdo.

martes, 2 de octubre de 2007

LA SOLEDAD DEL HOMBRE LOBO


PATRAÑAS, eso dicen los escépticos, los que se pasan la vida criticando las cosas que, en nuestra realidad, pueden pasar, aunque sean catalogadas como excepcionalmente increíbles o que rayen en lo sobrenatural, cosas milagrosas ahogadas entre masas de incredulidad, analizadas, estudiadas, evaluadas; todo esto para encontrar alguna explicación LOGICA y terrenal, algún significado que pueda ser sencillamente traducido al lenguaje humano de la credibilidad. Cosas que pasan, suceden en los rincones del planeta, en las ciudades, en los campos, en las calles, hechos que no son registrados dentro de una bitácora científica, como algo, realizado o elaborado por fuerzas ajenas a la mano del hombre, a su orden contemplado. Lo no visible, lo subjetivo, lo no palpable, lo que emerge en una disyuntiva inexplicable, es lo que realmente sostiene al mundo de una catástrofe, de un exterminio, de una autoaniquilación, tanto de su habitat, como de si mismo. Una energía que, como el DIOS ATLAS, carga la bóveda celestial, al universo entero, a la existencia en su totalidad. Es un gobierno intocable, es un orden forjado en una perspectiva espiritual el que maneja todas las emociones, sentimientos, percepciones, sensaciones, razonamientos y una pléyade de cascadas extraordinarias que componen el cascarón, la armadura, el exterior, lo facilmente traducible.

¿ACASO HAY ALGUIEN QUE PUEDA DAR UNA DEFINICION INTEGRAL DE LO QUE ES EL AMOR?, claro que no, no se puede definir lo indefinible, pero se puede sentir en las profundidades del alma. Los seres que carecen de amor son autómatas. máquinas vivientes que transitan sobre sus senderos, sin voltear a los lados o ver donde dan el siguiente paso, seres que no interrogan su entorno, no cuestionan sobre si mismos más allá de lo que no ven. Si ponemos la sensibilidad sobre una cuerda de trapecio y bajo ella un precipicio lleno de calamidades, atascado de hogueras de vanidades, de tentaciones vacias e injusticias, esa sensibilidad se vuelve extinta, lo que ocasiona la descomposición del ser humano. ¿AHORA ALGUIEN PUEDE DEFINIR LA SOLEDAD?

Decía por ahí un buen anciano de las calles empedradas del centro "Los milagros existen y se encuentran entre nosotros, sin embargo a la mayoría de las personas no les ha sucedido tales acontecimientos divinos, muy pocas son las que pueden darse el lujo de ser elejidas por una fuerza de energía que cambia sus vidas, una escencia que rigue el empequeñecido mundo de los hombres. Sin los milagros el hombre pierde la esperanza, se deja llevar por un oleaje repetitivo, aburrido, que tarde que temprano lo harán sentirse mareado y completamente sólo, sin amor, sin nada. Naufragará en una isla paradisíaca que lo proveerá de alimento, herramientas y de un hogar, pero que no le brindarán más que su propia compañía, sin presencia alguna a su alrededor, sólo el viento, el calor y la humedad lo acompañaran hasta que salga de su nido tropical de placeres huecos. La soledad hará su prescencia y su mundo se verá envuelto en una niebla densa que lo aprisionará y asfixiará."

VA!, lo sobrenatural, los sentimientos, el amor, el orden divino, la soledad, la locura, una mezcolansa imprescindible en la vida de un LICANTROPO, de alguien que alguna vez fue un hombre que vivía en las colonias de la perdición, en calles marcadas por la violencia extrema, donde la ley del más fuerte era el PAN NUESTRO DE CADA DIA, donde el amor dejo de florecer y los náufragos encontraban en la insensibilidad su ruta de escape dentro de la niebla. En una tierra de ciegos, de invidentes colocados en estrechos caminos rectos y tubulares que solían ser recorridos solamente a gatas, arrastrandose en lodo, sobre la tierra de desgracias, de conformidades, de eternos letargos, de una insana convivencia. La ciudad de los muertos decían los foraneos, la ciudad olvidada por DIOS, comentaban otros, lo cierto es que era una ciudad solitaria, aunque sus vecindades, callejones y casuchas adornaban en forma exajerada sus entrañas, más sin en cambio el olvido, la incertidumbre y la infelicidad daban el toque mortal al ambiente.

Así fue como los primeros entornos de pobredumbre y hambruna influenciaron drasticamente al HOMBRE LOBO, lo trasformaron en bestia obligándolo a vivir de noche en la penumbra, donde acecha el que regala desgracias, el que te muestra las tentaciones y placeres en charola de plata, aquel que hostiga en los pensamientos, el que invade las oraciones y provoca la furia y la sinrazón. El Licántropo que empezó a vagar bajo sonidos de sirenas trágicas, bajo gritos de tortura, bajo los llantos de pequeños sin cobijo, bajo las jeringas ensuciadas de químicos, bajo las madres con cicatrices, bajo los ladronzuelos con su manojo de estopa, bajo tiroteos de miedo vestidos con plomo de enojo, bajo charcos de agua putrefacta y cuerpos inértes de animales descuartizados, bajo paredes grafiteadas y orinadas, bajo tatuajes y bailes de barrio, bajo alcohol y pulque, bajo música de cumbia y sonidos POLYMARCH, bajo escasas sonrisas y jugueteos en las esquinas, bajo las putas de las vecindades y los gemidos ardientes de briagos calientes, bajo la soledad eterna de un mundo egoísta y el amor envolvente de seres que crecen junto a tí.

AMOR, ODIO, SOLEDAD, MILAGROS, vaya forma de empezar a vivir, empezando a sentir, empezando a sufrir, empezando a creer en los milagros...