martes, 18 de septiembre de 2007

LA CANTINA Y LA ESCORT


Una noche de VIERNES, un poco fría y con una ligera ventizca, vagaba por las calles de la famosa COLONIA CONDESA, paseaba entre un mar de trivialidades existenciales, entre recuerdos nostálgicos de desamores y una soledad que, terca e hiriente me asechaba por el andador. Era casi media noche y los árboles se sometían a los constantes bufidos de un aire perturbador. Iba por la calle de Tamaulipas donde al inicio de la avenida, uno encuentra un silencio engañoso y una calma camuflajeada, y a medida que los pasos ahogan las calles, las luces embriagadoras, las voces huérfanas y el ruido de melodías campechanas se mezclan en el antes asilenciado ambiente y la antes oscura envolvente en donde uno busca refugio en bebidas que hagan un poco menos doloroso el trayecto de la vida. Paseas pensando en miles de cosas, pero al mismo tiempo tu mente se encuentra tan vacia que prefieres digerir imágenes que sabes, no te darán consuelo alguno, ni una mínima esperanza, ni un rasgo mediano de ánimo para seguir trotando en caminos sumamente áridos y rocosos del destino. Ves pasar personas tan entusiasmadas por la mágica velada que añoran disfrutar, unos se contemplan con miradas coquetas, otros lanzan discursos mareantes para cautivar a las damas, otros bailan en antros de fachadas bufónicas, venden apariencias, venden máscaras que duran una noche, venden placeres, te venden unas horas de alegría o descepción, de sexo o fracaso, de mentiras o verdades maquilladas, de rostros bellos o almas marchitas, de olores atrayentes o falsas promesas. Puedes ser conquistador en una tierra donde hay ciertas reglas para poder acceder al reino de la noche o puedes ser conquistado por alguien que secretamente yace fuera de tu sondeo, alguien entre esos o esas que haz mirado con insistencia, un alguien que se encuentra en las sombras, pero tu no eres capaz de ni siquiera percibir.

La luna iluminaba el ambiente con ligeras tonalidades blanquecinas, la negrura invitaba a festejar por un algo, eso que te mueve y es imposible traducir con unas pocas palabras, algo que nos mantiene a flote en una marea brava y cambiante. Ese algo, me provocó un severo cosquilleo cuando caminaba enfrente de una vitrina enmarcada por tintes verduzcos y con ligeros toques de marrón. En ella se reflejaba un rostro perdido, un rostro que vagaba entre miradas extraviadas y una multitud que la apricionaba, más sin embargo, esa hermosa cara, se encontraba en otro lugar muy distinto al de un bar. UNA DAMA, sola o probablemente sola en ese sólo instante, sentada con las piernas cruzadas, sus pies se meneaban como sube y baja al ritmo de una melodía popera, sus dedos llevaban a su boca el sabor del tabaco, mientras su otra palma estrechaba un vaso con líquido rojizo, sus cabellos caían como cascadas por sus estrechos hombros, desnudos y pálidos, una blusa de tirantes delgados adornaba su esbelta figura, la falda que se aferraba a su cintura era de mezclilla de un color azulado que hacía resaltar unas piernas inmensas y torneadas. El rostro que me hizo detenerme de una huida frenética a no se donde, era magistralmente decorado por unos labios carnosos, rosados en gran parte y ligeramente más grueso el inferior que su similar, su nariz era respingada y con ligeros brotes de pecas que la convertían en algo sumamente particular, sus ojos eran enormes, coloreados por una ola amielada y unas pestañas alargadas. Su pose equivalía a una incógnita, estaba sentada junto a la vitrina en una barra para personas que regularmente entran sin acompañante, por el contrario su lenguaje corporal emitía una clara inquietud de que tal vez, consumía su tiempo a la espera de ALGUIEN.

Decidí entrar al BAR, camine hacia la entrada y mire un aglutinamiento extremo en las cercanías, era un poco complicado caminar, la gente bailaba, tomaba TARROS o algún COCKTEL que los hicieran apaciguar y endulzar, o tal vez amargar, su intolerable apariencia diaria. Miraba agudamente hacia donde se encontraba la DAMA de la vitrina, la distancia era cada vez menor entre ella y un FORAGIDO de la vida. Su espalda proyectaba una belleza fastuosa, una palidez y textura única envuelta entre humos de cigarro y luces tímidas. ATREVETE COBARDE, HABLALE NO PIERDES NADA, ESTA SOLA, PIERDE LA TIMIDEZ, JAJAJA, ACERCATE, POCO A POCO, ELLA NO TE MIRA, NADIE LE HABLA, QUE EXTRAÑO?, EMPIEZA CON UN SIMPLE HOLLAAA!!.

-Que tal como estás?, BIEN,
-Esperas a alguien? SI, pero al parecer no llegará.
-No quisieras tomar algo? Bueno, todavía no me acabo mi BEBIDA, pero si me gustaría,
-Qué quieres? Un TEQUILA.
-Ok!.

Una plática básica y sin encrucijadas revoltosas o laberintos lógicos provocadores de JAQUECAS. Un HOLA y bastó para entrar en su espacio, en su momento. Una soledad que parecía inminente, una noche más sola -DECIA, en tono de broma,-.

Platicamos aménamente durante toda la velada, compartiendo experiencias, sonrisas, tragos y preguntas, mientras el tiempo ponía condiciones de juego, limitaba el acto teatral, donde la comedia, el drama y la sensualidad hacen una mezcolansa de un TONICO que quisiera probar más seguido. Una página dotada de cientos o miles de palabras que se sumaban a nuestro libro de vivencias, de encuentros espontáneos. Una improvisación más que oportuna entre guiones mundanos y vacios. Una salida con retorno, pero que valía la pena hacerla.

-JAJAJA- reía con su semblante mágico e imanizado
-Te gustó- Pregunto, infantilmente
-Que no ves que no puedo parar de reír- me dice, al mismo tiempo que su risa se vuelve carcagada.
-No te vayas a ahogar- mientras rió apenado contagiado por su particular modo de expresar su alegría

Los sonidos aturdian y bloqueban nuestra plática, gritabamos para poder escucharnos, ella contemplaba mi ojos, atendiendo cada palabra, cada gesto, cada movimiento y cada coqueteo conciente o inconciente. La multitud iba desvaneciéndose poco a poco, como si un gran borrador se paseara por el entorno, envolviéndolos de una capa cristalina de transparencia. Sus pláticas, sus bailes, sus TRAGOS, sus choques de copas, sus FAJES, sus conquistas, sus fracasos de la noche, todo perecia entre luces fugaces, melodías muertas y olores a erotismo. Solos, en una isla con barrera, solos admirándonos como niños con juguete nuevo, solos esparciendo algo de nosotros entre nosotros, solos conspirando por amanecer enlazados, abrazados, cobijados por sábanas de sudor madrugador, solos para irnos solos y TAL VEZ volver a vernos.

Las 4 de la mañana y el lugar se vacía, dejando solo cenizas y polvo, escencias y cuerpos inpresentes, ecos y besos perdidos, propuestas sin respuesta. Vacío, como muchos que intentaron y no pudieron, quedando bajo la compañía de esa MUJER FATAL, AY Soledad, tu nunca abandonas a nadie, eres la eterna seguidora de aquellos que no supieron lanzar bien los dados.

Ella y Yo, nos disponemos a salir:

-Los pasados son impenetrables para aquellos de sólo un momento- comenta, al mismo tiempo que me toma del rostro
-No puedes poner toda la carne en el asador si no estás seguro de volver a ver a ese individuo-, dice con un aire entrecortado.
–De que hablas-, replico con sombras de duda
-Te puedo decir cosas sobre mi, tan aparentes como mi presencia en este lugar, pero no me pidas que te hablé de lo que fui, por que esa en este instante no se encuentra, dejale un mensaje y es probable que lo responda en futuras conversaciones-, habla, sin poder darme tregua alguna.
-El amor, yo he amado, pero hasta ahi, no puedes cruzar ese umbral si no estás seguro que hay detrás del enrejado- Me dice simpaticamente.
–Yo estoy seguro de lo que tengo que hacer, no necesitas guiarme de la mano-
-Puedo compatir la cama con alguien, por que estoy dispuesta a hacerlo, quiero sexo y lo vendo, no lo regalo, ese es mi trabajo, me dedico a vender placer, caricias, besos, abrazos, coitos. Ahora que lo sabes no cambiaras de opinión y te iras como entraste, me gustas, no lo niego, conóceme o marchate y dejamos las cosas en paz, no me cuestiones más, tus palabras no son tan efímeras, ni volátiles, tu presencia fue agradable, pero tengo que irme y no te irás conmigo, al menos que quieras entrar en mi mundo, quiero saber si hablaste por hablar, si bebiste y me hiciste beber por SEXO, un hombre busca eso, claro, no lo voy a negar, pero tu fuiste algo, no muy cotidiano, distinto, sin más preámbulos, soy ESCORT, y no me gusta aparentar, pude haber mentido, pero la memoria no nos es suficiente para mentir siempre con éxito, las verdades o realidades- habla y habla y habla, no puedo digerirlo tan rápido, mi sorpresa fue, francamente, delirante. Es más me intrigó sus verbos y adjetivos, sus predicados y adverbios, hizo que mis ojos la devorarán lentamente, WOW! QUE MUJER!
-Esperaté tantito, vas muy rápido, por lo regular yo soy el que corro, pero tu me ganas- Le contestó sonriendo.
-Estoy muy pasada de copas, que es lo que me haces, vaya HOY PERDI UN CLIENTE, pero gano una conciencia, estoy cansada, no me acoses con tus.... eso, ten, este es mi número, sino llamas... ADIOS, un simple adiós, sin besos...- Dice mientras toma su auto y se aleja de MI..

Nombres, no existen, sólo seudónimos. Mentiras, bueno, todos sin excepción las decimos, un mundo plagado de apariencias falsas. Historias, a veces las inventamos, otras las maquillamos y retocamos para hacerlas más atractivas, pero déjenme decirles amable público que está historia paso TAL CUAL. Segunda CITA, JAJAJA, esas existen siempre y cuando un alguien haga una llamada telefónica a otro alguien, en concreto, SI LO HICE, pero esa, fue OTRA NOCHE MAS DEL LICANTROPO...

No hay comentarios: